“Evidentemente el mundo está muy globalizado”.
Frase popularizada por un Ex-presidente de un país del
sur de América llamado Eduardo Duhalde, tomo esta idea para desarrollar un
Editorial que busca decir con palabras comunes el problema de la crisis
financiera de este siglo y como es costumbre en mí, tomo algunas opiniones de
personas del día a día, de intelectuales, prensa alterna, entre otros para
terminar desarrollando algo como esto. Igualmente reconocer al excelente equipo
de economistas que posee http://bahianoticias.com/ por su gran contribución. Es así como quisiera
compartir un pensamiento que nace de aquella frase popular “Todo en exceso es
malo” hasta el amor termina convirtiéndose en otras cosas cuando no se maneja
los excesos, que decir entonces de la globalización y este camino llamado nuevo
orden mundial, de esta manera someto a su intelecto lo siguiente:
Las bolsas cayendo en picada. Tres muertos en la
protesta griega. Economistas y políticos líderes reunidos todo el fin de
semana. Recuerdos de las trágicas semanas argentinas de fines de 2001 o el
viernes negro en épocas de Carlos Andrés Pérez y de las trágicas semanas
mundiales de octubre 2008. En 1929 afortunadamente no habíamos nacido y los que
habían nacido no se acuerdan…
Pongamos algo en claro, la economía tiene mucho de
real, pero también mucho de ilusorio. Sino que alguien me explique cómo puede
ser que en la crisis descubrimos que los bancos del planeta habían vendido a
sus clientes certificados de oro por mucho más del oro que existe en el mundo.
La parte real son los campos, las fábricas, las máquinas, los peones rurales,
los obreros, la producción.
También son reales todos los servicios como las
comunicaciones, el entretenimiento, los profesionales, etc. Cuando llega el
momento de ponerle precio a todo eso, entra a jugar la parte ilusoria, para
llamarla con nombre y apellido: la
moneda.
Tan ilusoria es que cualquiera que haya estudiado la
crisis de Argentina en 2002, se dio cuenta que no hacia ninguna falta para que
la economía siguiera funcionando, usamos el querido trueque. Como toda ilusión
necesita de ilusionistas, la moneda tiene a los suyos: el sistema bancario.
Es importante destacar que ninguna moneda del mundo incluyendo
el dólar, tiene respaldo financiero. Siendo el dólar el caso más espeluznante
ya que posee la frase (Sin respaldo financiero “Unfunded”) es un simple papel,
solo la ilusión del sistema financiero le da valor.
Desde que se abandonó el patrón oro a eso de los años
70s, las monedas mundiales son un pagaré sin respaldo en el que todos, tanto el
que lo da como el que lo recibe, confían porque les conviene a ambos hacerlo.
El verdadero drama es que hace un tiempo los
ilusionistas descubrieron y mucha gente también que “de ilusión también se
vive” y se dedicaron a multiplicarla y sofisticarla sin límites, total mientras
la confianza aguantara cualquier invento servía.
El viento se hizo huracán y se quebró la confianza.
Los veteranos del amor sabemos que la confianza lleva mucho tiempo construirla
y un segundo perderla. Los ilusionistas lo aprendieron en ese momento. El mundo
económico entro en pánico y la consecuencia inevitable ha sido que el crédito
viene desapareciendo sobre todo en las grandes potencias, pero no así en las
economías emergentes.
Y ¡OH Sorpresa! Cayeron unos cuantos ilusionistas,
prácticamente desapareció la banca de inversión de la principal potencia
mundial, pero adivinen quienes empezaron a sufrir, nada más y nada menos que los
integrantes del mundo de la economía real, 10% de desocupados en USA, 20% en
España.
Semejante crisis, aun no debidamente conmensurada,
pudo haber sido la oportunidad para ensayar algo distinto. Los líderes
mundiales en sucesivas, apuradas y fin de semaneras reuniones, eligieron lo
contrario: apuntalar la ilusión porque es la que a todos aparentemente
conviene.
¿Cómo lo lograron? Sustituyendo el crédito privado que
vendría a ser la confianza que nos tenemos unos a otros por el crédito público,
para poder mantener la economía funcionando hasta que de algún modo se
restaurase la confianza privada.
El resultado fue un mega endeudamiento de los
gobiernos, de todos ellos. Y otra vez, más allá de todo límite razonable, más
allá de la real capacidad de pago de cada uno. Así la economía real empezó a
recuperarse a un paso nada espectacular y todavía con alto desempleo.
Disculpen la cantaleta, espero que me hayan
seguido porque aquí llegamos a Grecia.
Tal como Argentina en épocas de la mal llamada
convertibilidad, Grecia no puede fijar libremente el valor de su moneda, su
tipo de cambio.
Nosotros los Venezolanos tenemos atada al dólar nuestro cambio y ellos fueron un
paso más allá, el que afortunadamente no llegamos a dar cuando le dijimos que
NO a la dolarización recomendada por brillantes economistas, hicieron la
euroización.
En su descargo podrán decir que no fue voluntaria sino
consecuencia de su ingreso a la zona euro, hecho que algún beneficio les habrá
traído. El tipo de cambio vendría a ser la relación entre el valor de la
ilusión de mi país con relación al valor de la ilusión de otro país, en general
uno fuerte, desarrollado y bien organizado, por eso poseedor de una moneda-ilusión
denominada FUERTE… Si bien de ilusión
efectivamente se vive, la nuestra duró poco tiempo en 1989 y ese día termina en
una gran decepción.
Al ajuste del valor de la ilusión se llama ni más ni
menos que DEVALUACIÓN. Ajustamos a la realidad el valor de nuestra moneda,
creíamos que valía 2,6 dólares y en realidad valía 8,0 dólares y controlamos a
4,30 y cambios a cambios variables por tipos de Bonos, entre otras situaciones.
Así dijimos a empezar de nuevo, a volver a creer en nuestra devaluada ilusión.
La crisis griega es una tragedia justamente porque
Grecia NO PUEDE HACER ESO, Grecia al haber perdido su política monetaria, al
haber renunciado a su moneda no puede devaluar. ¿Qué camino le queda entonces?
Seguir endeudándose para ganar tiempo a ver si la esposa se convierte de nuevo
en hechicera.
O lo que es lo mismo patear la pelota hacia delante y
que se arregle el que viene después. Pero pese a todos los maquillajes que le
hicieron, también ese camino tiene un límite, el endeudamiento infinito no
existe ya que no hay acreedor que lo tolere.
La tragedia tiene un aditamento adicional gravísimo.
En su desesperación por poder seguir endeudándose, Grecia apeló al viejo y
remanido recurso de la mentira. Mintieron en sus estadísticas oficiales, los
números que remitía a su acreedor. Entonces quedó atrapada en un imposible.
Allí la gran responsabilidad que tenemos nosotros los contadores públicos y el
bendito rollo de las Normas Contables y todos los procesos de medición de un
Instrumento Financiero.
No se puede sostener una ilusión con una mentira o por
lo menos se descubre que, al decir de las abuelas, las mentiras tienen patas
cortas.
Por el bien de todos. Y en cuanto a los líderes
vernáculos les convendría reflexionar acerca del trágico fin que siempre
aguarda, en algún lugar del camino, a las ilusiones sostenidas con mentiras.
Inexplicable resulta ver como con un nuevo grupo de países
llamados Economías Emergentes, presentan planes de comercio y sus mercados
internos están sostenidos, haciendo inversiones en Países como el nuestro
Venezuela el cual sin mucho mediar recibe con políticas de transferencia tecnológicas
fondos de China, Brasil, Rusia, Irán, India, entre otros quizás un poco más
alejados de Sudáfrica para completar lo conocido como el grupo BRIC.
Me pudiera restar sin ánimos de confrontar opiniones
con ustedes, decir que vamos por buen camino, aunque un posible derrumbe de
la economía Norte Americana resulte en algo catastrófico para nosotros,
concluir diciendo que vamos por buen camino no es solo un sueño. Debemos agregar respaldo a
una nueva moneda y apuntalar las relaciones comerciales hacia nuevas épocas de
mayor valor humano.
Lcdo. Jonathan Lugo